miércoles, 15 de marzo de 2017

LOS MORROS DE SAN JUAN


Excursión al Morro Mayor

EL FARO DEL TERROR 


14 de Enero del 2017


Desde hace algún tiempo quería ir a los morros de San Juan, por eso y sin mucha preparación para el viaje de cuatro horas que me llevaría a este hermoso paraje, decidí levantarme un sábado a las cinco de la madrugada para lograr sumarme a una excursión que resulto estar llena de adrenalina. 
  
Salí a las seis y algo de San Fernando de Apure, mi pueblo natal, para llegar a pocos minutos de las once de la mañana a San Juan de los Morros. El sol estaba radiante, y el día marchaba muy bien, tomamos un taxi que nos llevaría al Monumento natural Aristides Rojas, como formalmente se llama el Parque Nacional mejor conocido como los Morros de San Juan

Es necesario destacar, para los que van sin vehículo propio, que los chóferes solo dejan en la entrada del parque, sin embargo, en nuestro caso tuvimos mucha suerte y el amable taxista, nos ahorro la caminata de un trazo largo del camino, dejándonos a pocos pasos de la ruta al Morro Mayor.

El camino es sencillo, luego de este aviso y frente a la casa de Inparques, se debe de seguir por una carretera de tierra, la cual es algo solitaria y no tiene ninguna señalización. Por tal razón, se deben de tomar las medidas de seguridad necesarias, entre las cuales se encuentra no llevar objetos de valor y asistir preferiblemente en grupos.

Como punto de referencia, se puede tomar una alcantarilla. Luego de llegar a ella, se continua un poco hasta encontrarse con un camino a mano derecha, que es como una especie de pequeña loma que de ancho puede caber un carro.

Después comienza poco a poco el ascenso, topándonos siempre de frente con el imponente Morro.


No se necesita ser un atleta ni tener excelentes condiciones físicas para subir, aunque los que están fuera de forma !como era mi caso! sufrimos un poquito con la subida, en especial porque el sol del medio día era inclemente. Por eso, es recomendable hacer esta excursión a las primeras horas de la mañana.

Existen varios caminitos, y como el dicho popular,"todos los caminos conducen a Roma" o al Morro.




Hay mucha vegetación, y se pueden apreciar hermosas flores silvestres, o como estos frutos del camino, que lucen como unos tomates amarillos, que al no conocerlos preferí abstenerme de probarlos.


Los fines de semana el Morro tiene muchas visitas de excursionistas o aficionados que deciden subir. Una de las cosas positivas de las excursiones es el entusiasmo y la amabilidad de la gente, que te arropa, te motiva, es como una especie de hermandad y donde quieras que hagas rutas de senderismos los que están en tu misma circunstancias, por lo general siempre estarán dispuestos a saludar y a colaborar con pequeños detalles que pueden ser de mucha ayuda, como brindar un poco de agua, advertirte sobre una dificultad en el camino... 
 

En nuestro caso, nos encontramos con un grupo grande que venia bajando, y que nos dio, la buena noticia, de estar cerca de la primera escalera, la cual subimos sin ninguna dificultad, pese a que esta es la única que esta un poco inclinada hacia un lado y se tambalea.

Es necesario tener presente, para los que sufren DE VÉRTIGO, y/o PROBLEMAS CARDÍACOS, no es recomendable seguir esta ruta, ya que para llegar a la cima es necesario subir 21 escaleras metálicas.


Yo las subí con energía gracias a un chocolate relleno de mermelada de guanabana, ¡que estaba exquisito!. Es increíble la energía que te da el dulce. Así que en cualquier excursión que realizo este y el agua en abundancia no pueden faltar.


Al ir subiendo mas y mas, caemos en cuenta que por las formas de sus rocas, este lugar tuvo que estar alguna vez hace muchísimo tiempo bajo el mar. Ciertamente así es, ya que los morros son unas formaciones geológicas que tienen mas de 80 MILLONES DE AÑOS, y que han evolucionado hasta convertirse en "colinas de rocas calizas arrecifales que se elevan hasta los 1.060 metros" dato este suministrado por WIQUIPEDIA.

Que pequeñito y Efímero uno se va sintiendo en este lugar tan antiquísimo, excelente para meditar.


Luego de muchas fotitos, descansamos un poco y nos sentamos bajo la sombra del gran Faro para comer unos deliciosos sánduches de jamón y queso, y de postre unos ricos cambures, que sumaron mas vitaminas a las que la mandarinas habían aportado por todo el camino.


Ya descansados, tendría lugar la experiencia terrorífica de subir el Faro. Ayudada de algunos chicos que me animaban y de Luis que era el siguiente en la escalera, fui subiendo lentamente, mientras era presa de la angustia y el terror, pues la mente en este caso puede ser tu peor enemiga y jugarte malas pasadas, que te pueden paralizar.  

Había leído de la experta Valentina Quintero, sus consejos para subir las escaleras y entre ellos recomendaba no mirar hacia arriba ni mirar hacia abajo, todo había salido muy bien en las escaleras anteriores, pero en este caso así solo miraras de frente, te sientes en el aire, consiente de que un mal paso o una imprudencia te hará caer al vacío y en cuestiones de segundos puedes ser victima de una fatalidad.

Afortunadamente y gracias al animo de los que me acompañaban, logre subir al Faro, temblando, pero sana y salva.


Lentamente fui recuperando la normalidad en mi ritmo cardíaco, para disfrutar de la maravillosa vista, aunque todavía me faltaba con la bajada otra descarga de adrenalina. Descargas que no se le notaban tener a este chico, ya que el si se animo a subir a la parte mas alta del faro, y se veía muy feliz y relajado posando para las fotos.


Por cierto, hablando del Faro, quien ordeno su construcción fue el General Juan Vicente Gómez, en el año 1929, con la finalidad de orientar a los pocos aviones que sobrevolaban el cielo venezolano rumbo a Maracay.

Finalmente logre bajar, con mis piernas aun temblando por la increíble experiencia, mire por última vez la escalera  donde tuve esa pequeña hazaña cumplida, que a mi me pareció tan grande, sin exagerar me sentía en esos momentos ¡como si volviera a nacer!.



Se hacia tarde, por lo que decidimos emprender el retorno, llevando en la mirada la hermosa imagen de este valle, así como una panorámica de toda la ciudad de San Juan de los Morros.

No podía finalizar este relato sin comentar que como lo peor había pasado, ¡me sentía genial! y el regreso me pareció pan comido, ya que había recargado las energías con otro chocolatito, para bajar corriendo siguiendo el paso y la ruta de unos expertos en estos esplendidos parajes.
 


 









3 comentarios:

  1. Excelentes fotos. Gracias por compartir tus excusiones.
    Saludos

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    1. Hola Carolina, gracias a ti por leerlas. Espero pronto se de la oportunidad de volver a compartir algún recorrido en tu compañia, Saludos.

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  2. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

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