domingo, 6 de mayo de 2018

ACAMPADA EN RÍO NEGRO, TRUJILLO.




16 de Diciembre de 2017

Luego de varias horas en autobús, dieciséis para ser exacta, llegue de San Fernando de Apure a Boconó, en donde me esperaban para emprender el Camino a Río Negro. Íbamos en plan de caminata, acampada y pesca de truchas.

Primeramente tomamos el transporte que nos llevaría a Batatal, pueblo de montaña, hermoso, pequeño y con un toque festivo por la temporada decembrina, como llegamos aproximadamente a las dos de la tarde, no tuve mucho tiempo de recorrerlo, solo me adentre a su catedral frente a la plaza Bolívar, quedando encantada por el pesebre tan bien adornado.

Rápidamente continuamos en una caminata por un camino empinado, olvidaba el esfuerzo que tengo que hacer, como chica acostumbrada a la planicie para recorrer estos parajes. Pero, estuvimos de suerte y una camioneta nos dio un aventón hasta el lugar de acampada.


Un lugar maravilloso lleno de diversos tonos de verdes, con un clima fresco de montaña. Pese a que el sol brillaba radiante el río estaba helado. Tuvimos que meternos para cruzar y así armar el campamento y una fogata para prepararnos el almuerzo, una deliciosa pasta.

Pronto nos llego la mejor compañía campeón el perro de una pequeña casa, habitada por una encantadora y servicial lugareña, quien nos ofreció café y unas arepas piladas que nada tienen que envidiarles a las hechas con harinas procesadas.


Todo en esta tierra es fresco y delicioso, las cuajadas de leche envueltas como un regalo en hojas de plátano hacen conjuntamente con las arepas el desayuno perfecto acompañado de unos huevos fritos que saben a gloria.

Hablando de comidas que saben a gloria, nuestra pesca de truchas fue infructuosa, así que me quede con las ganas de comerme una buena trucha al ajillo. Pero no me puedo quejar, como recompensa deguste de unas ricas frambuesas y moras que estaban al alcance de la mano, pues sus plantas abundan en este maravilloso lugar.

Así mismo, me deleite fotografiando las hermosas rosas que crecen grandes y hermosas. Con una de ellas y el recuerdo de una noche fría con un cielo repleto de estrellas marche rumbo a la ciudad de Trujillo a conocer la Virgen de la Paz.