lunes, 17 de abril de 2017

CAMINATA POR LA FE, RUMBO AL NAZARENO DE ACHAGUAS.





 Caminata por la fe

Rumbo al Nazareno de Achaguas

  

10 de Abril del 2017



No sé exactamente cuándo comenzó mi devoción por el Nazareno de Achaguas, quizás como siempre ocurre con la mayoría de los llaneros, fue con la petición cumplida ante alguna dificultad.

El mismo General José Antonio Páez en los años 1821, en su paso por Achaguas rumbo a la batalla de Carabobo, ofreció una imagen del Nazareno si obtenian la victoria. Así fue como algún tiempo después en el año 1835, cumple con lo acordado y entrega la imagen del Nazareno tallada en madera a la Catedral de la población.

En mi caso, recuerdo que mi primera promesa fue hace más de quince años y tarde algún tiempo, ¡como Páez! para cumplirla, luego se fueron acumulando varias promesas, una de las últimas fue por la petición de curarme de la Migraña mal que atormentaba mis días y no me dejaba disfrutar a cabalidad de la vida.

Como se puede notar no soy buena cumpliendo promesas, pero esta vez sería diferente y recorrería cien kilómetros a pie para llevarle flores del camino al Nazareno.           

El día había llegado y luego de tener todo preparado, la caminata comenzó a las 7;00 a.m. Era un grupo de veintiséis personas con variedad de edades, lideralizado por José Gregorio Luque (Goyo) quien carga una enorme cruz sobre su espalda y en esta semana santa, cumpliría veinte años haciendo este recorrido.

La mayor de todos, era la simpática Rosita quien a sus setenta y cinco años tiene un excelente ritmo para caminar y un encantador sentido del humor, el menor era Júnior un chico tierno que a sus catorce años demostró que pese a los comentarios negativos de algunos, la voluntad de querer lograr una meta nos brinda los mejores resultados.

El día era perfecto, así que tras recibir la bendición del Padre, partimos de la catedral de San Fernando de Apure. 

Todos lucíamos muy animados y rápidamente llegamos a la primera parada en la casa de la señora Carmen Díaz en Biruaca, donde nos esperaría un exquisito desayuno que nos aportaría las mejores energías para comenzar el día.

Luego de un pequeñísimo descanso continuamos la ruta hacia nuestra próxima parada. Es grato destacar que la logística ¡Fue excelente! encabezada por el señor Freddy quien con su apoyo hizo los momentos difíciles mucho mas llevaderos.

Poco a poco, el sol del llano iba calentando el recorrido. Justo a medio día hicimos una parada para degustar un rico almuerzo lleno de calorías las cuales serían quemadas rápidamente.

Tras un merecido descanso, retomamos la caminata. Las horas de la tarde son las más difíciles, el asfalto se calienta y el calor se hace molesto, en especial bajo nuestros pies. Pese a esto, el recorrido nos obsequiaba un paisaje muy bonito, en donde se podían apreciar los niños saludando emocionados, esperando ver a Goyo pasar con su cruz a cuesta.

Otra de las cosas que dificulta el trayecto ¡Incluso pudiéndolo tornar peligroso! es el hecho de que la carretera nacional que debíamos transitar, no cuenta con arcenes. Así que en muchas ocasiones por el temor de ser arrollados por un vehículo nos veíamos obligados a salir del camino a un área que estaba repleta de vegetación y que tenia pequeños desniveles. Lo que ocasionó que uno de nuestros compañeros se lesionara el pie y no pudiera continuar la caminata.

Contrarrestando estos inconvenientes, estaba el respaldo entre nosotros y el animo que nos daban muchos conductores pitando las cornetas o bajando las ventanas de sus autos para saludarnos e incluso ofrecernos algún refrigerio. 

Sin embargo, algo que ingenuamente no esperaba, y que me hizo reflexionar acerca de lo mucho que aun nos falta como sociedad, para alcanzar el respeto al derecho que tiene el ser humano de tener cualquier credo y religión, siempre y cuando esta no dañe a los demás, fue el hecho de que algunas personas que divergen de nuestras creencias, abiertamente lanzaban improperios contra nosotros, en estos casos lo adecuado es no corresponder a esas provocaciones y continuar nuestro camino en paz. 

Así a un paso suave acompañado de una buena charla, fuimos avanzando hasta llegar a otra parada en la Finca Mi llanura de un conocido locutor Apureño, el Señor Francisco Javier Lotero, quien con su esposa nos recibió acogedoramente, brindándonos el café de la tarde, que nos llenaría de ánimos para continuar. 

Sin duda, la poca experiencia que he tenido haciendo recorridos me han servido para tener presente que para llegar lejos hay que avanzar a nuestro propio ritmo, ya que lo importante es llegar, así sea de último. De igual manera, hay que tener en cuenta que cada sitio tiene sus propias características, y a ellas hay que saber adaptarnos, de esta forma se evitan ciertos incidentes que pueden perjudicar nuestro recorrido.

Un ejemplo de estos incidentes negativos sucedió justamente cuando se llegaba a la última parada del primer día, al sufrir un desmayo uno de nuestros compañeros, gracias a Dios, no paso de un susto y fue llevado rápidamente a descansar, para el próximo día continuar con la caminata. ¿Qué pudo ocasionar dicho desvanecimiento? pueden ser varias las respuestas, caminar a un ritmo muy apresurado, no haber estado adaptado al fuerte calor de los llanos, una mala digestión, entre otras...

Lo cierto es, que para hacer este recorrido es menester tener la adecuada preparación, no escatimando en la realización de estudios que revelen como se encuentra nuestro organismo

Finalmente eran las siete de la noche y llegaba el final de la caminata del primer día, nos alojamos en la Finca Los Magallanes, en el Sector Betel. Aquí degustamos unas exquisitas arepas de chiguire cortesía de la madre de uno de los caminantes, la amable señora cada año hace esa contribución como ofrenda al Nazareno.

Luego de un baño reparador, pernoctamos hasta la madrugada, ya que el segundo día iniciamos nuestro recorrido a las 4;00 a.m. Siempre he pensado que la madrugada tiene un encanto misterioso y más si a esas horas se hacen caminatas en contacto con la naturaleza.

Ya a esas alturas había mucha más confianza entre los integrantes del grupo, y así cantábamos y hacíamos chistes por el camino, convirtiendo el recorrido en una agradable experiencia. Tan agradable como ver el amanecer rodeado de árboles, entre ellos, los majestuosos Apamates adornados de flores color violeta, haciéndonos recordar las hermosas letras de nuestro gran artista popular Ali Primera, quien cantaba " Los Apamates ya se vistieron como en cuaresma los Nazarenos"

De esta manera, continuamos nuestro recorrido hasta llegar a las siete de la mañana a la acogedora finca la Divina Pastora, ubicada en el sector Los Araguaney, ahí nos esperaba con un delicioso desayuno su dueña la señora Mirian Gómez

Antes de marcharnos Goyo aprovecho ese momento para agradecer su hospitalidad y realizar una oración por el bienestar de ella y de sus familiares. 

Partimos nuevamente rumbo a nuestra segunda parada en la finca la Bonanza, donde nos esperaría un almuerzo criollito que me dejaría como nueva. Ya que faltando aproximadamente un kilómetro para la llegada, me comencé a sentir un poco mal, no sé a ciencia cierta que ocasiono aquel malestar, quizás fue porque abuse un poco del chocolate y del agua. Como dice un acertado dicho popular "Todo en exceso hace daño"...

En la Bonanza pudimos descansar apropiadamente, yo aproveche y tome una reparadora siesta que me ayudaría a continuar con el tramo mas difícil del camino, una recta que parece interminable y que bajo el calor infernal de las primeras horas de la tarde, puede causar un desvanecimiento a cualquiera que por ella transite. Así que tomé las medidas espirituales que creí necesarias, me acerque a una dulce viejecita y le pedí que me diera la bendición para continuar por el camino y no tener dificultades para llegar.

De igual manera, pensé que seria conveniente cambiar el calzado que eran unas botas algo pesadas, por otro mas liviano, unas Crocs, que son unas sandalias muy cómodas. Sin embargo, esta mala decisión traería pésimas consecuencias para mis pies, ya que al no ser las adecuadas para este tipo de caminatas, me ocasionaron unas molestas ampollas, que luego de culminar todo el recorrido me harían perder una uña.

Por eso, es recomendable poner especial cuidado en el calzado, de igual forma evitar cualquier fricción, si no se pueden conseguir medias sin costuras, entonces utilizarlas al revés para evitar cualquier roce que pueda ocasionar una ampolla... Otro gran aliado en las caminatas es la vaselina, es excelente para los pies y otras partes del cuerpo que se puedan irritar.

Gracias a Dios, las horas no me parecieron interminables y en poco tiempo estaría cerca del hato el diablo, el cual debe este sobrenombre a las historias de terror que sobre el se tejían cuando era habitado por sus antiguos dueños los Lugo.

Caía la tarde y nos subimos a la camioneta que nos llevaría al lugar donde dormiríamos la última noche del recorrido. Una vez allí acampamos bajo los arboles, y pudimos apreciar la primera cruz de madera que Goyo utilizó en su peregrinar, también se puede ver la figura de una virgen en un frondoso árbol.

La noche paso de prisa disfrutando de la camaradería del grupo, y con el mismo entusiasmos comenzamos la caminata exactamente en el sitio donde paramos la tarde anterior, el cielo aún estaba oscuro. De esta manera, con el pasar de los minutos pudimos refrescarnos con el viento de la mañana y extasiarnos con los colores del alba y el grande y amarillo sol que salia sobre nuestras espaldas.

Las ocurrencias del compañero Enrique no se hacían esperar y colmaron de buen humor la mañana. Este recorrido de diez kilómetros lo realizó la trujillana María Gabriela con la cruz a cuesta, ella se fue adelante y nos rebaso un kilómetro, decía que cargar la cruz daba una energía increíble, ese fue un asunto pendiente que quedo para mi en una próxima oportunidad.

Llegamos nuevamente al lugar donde pasamos la noche, nos quedarían poco menos de seis kilómetros para el encuentro con el nazareno de Achaguas. Luego de recoger las flores de Josefino que le pondría a sus pies, me integre al grupo para realizar una oración y escuchar los anécdotas de los milagros que el nazareno a realizado.

Al entrar al pueblo, el grupo permanecía unido ¡eufóricos con la llegada! lo habíamos logrado. Los hermosos Apametes florecidos parecían recibirnos y sus flores se desprendían suavemente a nuestros pies... Finalmente llegamos al final del recorrido y estábamos frente a la imagen de nuestro Nazareno, me sentí conmovida, me sentí feliz.